No puedo hacerte reír, pero sí puedo imaginar
que volverás a jugar, embelesada,
con el humus de Hagenia
y la flor del ceibo.
No puedo cuidarte, pero sí puedo imaginar
que permanecerás en el valle del río rojo,
que tus ríos que nos hicieron crecer
me devolverán frente a los colosos de espuma blanca.
No puedo acariciarte, pero sí puedo imaginar
que eres una de las valientes que regresa a desovar,
de entre esa espuma, decidida a abrir un nuevo ciclo
con los huevos que esconden las certezas de este viaje.
Barcelona, 12/01/21